Biografía Científica:

Tratado evolucionista de biología. Parte primera. Origen, naturaleza y evolución de las proteínas y sus asociaciones

Parte Primera del Tratado, un estudio del proceso de origen y de la naturaleza de la proteína

Durante esta década F. Cordón redactó la Parte Primera del Tratado, cuyo título en la primera edición fue La alimentación base de la biología evolucionista, dedicada al origen, naturaleza y evolución de las proteínas y sus asociaciones.

Esta Parte Primera se inicia con una extensa Introducción General (p. 3-131) que es una exposición del orden de conceptos biológicos desarrollados hasta entonces. Su interpretación de ser vivo como un agente capaz de acción y experiencia, cuya naturaleza sólo se puede entender por su origen en el proceso de la evolución, le obligó definir conceptos muy precisos sobre:

  • La experiencia, como un campo de fuerzas de naturaleza física concreta, cualidad esencial del ser vivo.
  • La acción, como un efecto que resulta de la actividad coordinada y conjunta de los seres vivos de su soma.
  • El soma, como los conjuntos de seres vivos de nivel inferior que cooperan en establecer los campos físicos de la experiencia, de la acción y de los estímulos del ser vivo superior.
  • El medio, como el ambiente influido por la acción del ser vivo en cada instante.
  • El ambiente, como el ámbito de la biosfera objeto potencial de acción y experiencia de cada de ser vivo, y cuyo núcleo es su alimento.

Después de esta exposición introductoria, el autor desarrolló su propuesta sobre el proceso evolutivo que debió dar origen a la proteína y a la evolución de las proteínas y sus asociaciones.

En el Instituto de Biología Aplicada (IBA). Madrid, 1978

Hoy no se poseen datos directos del proceso de origen de la proteína ni del proceso de la evolución de las proteínas libres, pero estos procesos se puede inducir desde el estudio de las proteínas actuales (todas ellas intracelulares o procedentes de células). En esta etapa de su vida F. Cordón estaba en condiciones de explicar con rigor, a partir de los datos experimentales comunes a todas las proteínas, los tres tipos de razones que señalan la naturaleza de la proteína:

  1. el soma proteínico siempre está constituido por polipéptidos plegados por fuerzas intermoleculares (y a veces también intramoleculares) de modo perfectamente determinado en el soma de cada tipo de proteína;
  2. la acción proteínica, guiada por la experiencia proteínica, siempre se caracteriza por ser un campo de fuerzas intermoleculares que reconoce y maneja, de una en una, sus moléculas especificas; y
  3. el ambiente proteínico siempre está constituido por moléculas disueltas en agua remansada.

F. Cordón se basó en su concepto de la naturaleza de la proteína y en los datos conocidos sobre la evolución de la composición molecular en la superficie terrestre para inducir una primera hipótesis del proceso de la evolución molecular en la zona externa de la corteza de la Tierra hasta el origen de la primera proteína, explicando las ventajas selectivas de cada una de las etapas que propone.

"La evolución hacia la proteína se entiende por la dinámica creciente de asociaciones moleculares (los polipéptidos). En un momento determinado dio una inflexión cualitativa. Esas asociaciones adquirieron un campo físico concreto de valencias secundarias, de afinidades químicas, capaz de orientar el entorno de moléculas sueltas y de adquirir unas y soltar otras cuando le convenía. Es la primera vez que se da el fenómeno de que un ser gobierne moléculas y las incorpore a su soma".

Y el autor indujo el siguiente orden evolutivo de los grandes tipos de proteínas globulares y sus asociaciones hasta originar la célula: primero surgieron las proteínas heterótrofas que se alimentaron de moléculas complejas, L-α-aminoácidos, que incorporaban a su soma para reponerlo; cuando se agotaron éstos se originaron las proteínas autótrofas que aprendieron a alimentarse de metano atmosférico y amoniaco disueltos, y que acabaron constituyendo asociaciones; a continuación se diferenciaron las proteínas neoheterótrofas, que se adaptaron a vivir de restos de asociaciones de proteínas autótrofas; y, por fin, una asociación de proteínas neoheterótrofas culminante, que denominó asociación heterótrofa precelular, debió originar la primera célula. Tratado evolucionista de biología. Parte Primera (p. 139-602).

La interpretación razonada y detallada de la evolución de las proteínas hasta una asociación decisiva de ellas, especializada en alimentarse de restos degradados de asociaciones de proteínas autótrofas, permitió a F. Cordón plantearse el origen, desde las proteínas, de la primera célula (una sencilla membrana celular).

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